jueves, 27 de octubre de 2016

La esquizofrenia es un trastorno prevalente, crónico e incapacitante en niños, adolescentes y adultos. Las recomendaciones internacionales para su tratamiento en edad pediátrica incluyen programas de detección temprana y tratamiento farmacológico y psicosocial. El presente trabajo muestra una revisión actualizada de la eficacia y la seguridad de los antipsicóticos en niños y adolescentes, así como el efecto de las intervenciones psicosociales en el funcionamiento académico y social en pacientes con esquizofrenia de inicio temprano.  La meta del tratamiento farmacológico es lograr un resultado óptimo a dosis mínimas efectivas del antipsicótico y tener el menor número de efectos secundarios. Deben de considerarse los antipsicóticos evaluados en estudios controlados en edad pediátrica. (Vera, 2011) El tratamiento psicosocial brinda información al paciente y su familia, promueve la adaptación y disminuye la comorbilidad para prevenir recaídas, por medio de programas de psicoeducación, psicoterapia y rehabilitación. Los programas de psicoeducación incluyen la información acerca de la enfermedad y sus causas, los tratamientos disponibles y los factores asociados a las recaídas. La psicoterapia puede darse en el contexto individual, familiar o grupal, de acuerdo a las necesidades del paciente. La terapia cognitivo conductual ha mostrado eficacia en la adaptación social, cognitiva y en la calidad de vida. Los programas de rehabilitación incluyen entrenamiento en habilidades sociales, rehabilitación cognitiva y un programa de acondicionamiento físico para promover el bienestar general del paciente y evitar la aparición de los efectos secundarios sobre el metabolismo. En conclusión, la esquizofrenia en niños y adolescentes requiere de tratamiento multidisciplinario a fin de mejorar el pronóstico de los pacientes. La esquizofrenia se encuentra dentro de las diez principales causas de discapacidad en el mundo,1,2 y se define como un trastorno psicótico que afecta la percepción, el pensamiento, el afecto y la conducta de los pacientes, deteriorando su funcionamiento familiar, escolar y social. La prevalencia de esta enfermedad a lo largo de la vida se ha reportado entre 0.3% y 1.6%3 y su incidencia de 0.002% a 0.011.6

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